La telemedicina ha ido ganando terreno en los últimos años a un ritmo lento pero firme. La pandemia del Covid 19 ha conseguido que el uso de las nuevas tecnologías por parte de profesionales y pacientes avance en 1 año más que en la última década.
Igual que ha pasado con otras modalidades como el teletrabajo, la crisis sanitaria y la necesidad de mantener la distancia social ha conseguido romper con ciertas inercias que estaban establecidas en nuestro modo de vida y ha puesto en valor oportunidades que ya existían y cuya implantación era lenta. Con el tiempo hemos visto que es posible ofrecer en muchos casos una asistencia sanitaria de calidad a distancia.
A pesar de todo lo avanzado, todavía quedan por resolver algunas preguntas importantes que permitan el despegue definitivo de la telemedicina. ¿Está el sistema de salud en condiciones de integrar estas soluciones en su cartera de servicios?
¿Qué entendemos por Telemedicina?
Para iniciar el análisis, primero vamos a determinar lo que entendemos por telemedicina.
Teleconsulta y telemedicina son términos que a veces se confunden o se utilizan indistintamente, cuando en realidad no son lo mismo. La teleconsulta médica se ha generalizado rápidamente en nuestro sistema público y privado de salud, realizándose con esta modalidad un alto porcentaje de las consultas médicas iniciales y revisiones. Por telemedicina no entendemos el hecho de la consulta médica a distancia, sino la prestación de servicios sanitarios a los pacientes: consulta, diagnóstico, tratamiento, prescripción y seguimiento a través del uso de la tecnología. Podríamos decir que la teleconsulta es un servicio más dentro de la telemedicina como también son la tele-emergencia, tele-rehabilitación, almacenamiento digital, monitorización remota o la telediagnosis.
Retos para el futuro de la Telemedicina
Garantizar la privacidad de los datos del paciente
Es fundamental el uso de herramientas tecnológicas adecuadas para la práctica de la telemedicina y garantizar la seguridad y privacidad de los datos sensibles sobre la salud de los pacientes. El uso de herramientas de uso generalizado como son las redes sociales, los servicios de mensajería instantánea tipo WhatsApp o Telegram, las herramientas de videollamada como Skype, Meet, Zoom o el correo electrónico, no están legalmente contempladas para la práctica de la telemedicina ya que no garantizan al 100% el nivel de seguridad exigido. Deben utilizarse plataformas específicamente desarrolladas para este propósito que permitan encriptar la información que se está intercambiando evitando el robo de dicha información o haciéndola ilegible e inútil en caso de ser robada.
Formación para profesionales y usuarios.
El uso de la telemedicina ha crecido de manera explosiva y un tanto desordenada. Es necesario que profesionales y pacientes reciban una adecuada formación tanto en el manejo de las plataformas disponibles como en el uso de sus derechos y deberes.
Integración de medicina presencial y Telemedicina
La práctica de la telemedicina no es incompatible con la consulta presencia y ambas modalidades deben de integrarse y complementarse. En la relación médico-paciente habrá momentos en los que la consulta presencial tenga más sentido y sea más necesaria por requerir por ejemplo una exploración física, y en otros casos tendrá más sentido la telemedicina para por ejemplo un primer triaje o para el seguimiento rutinario. Todo esto requiere un una buena coordinación y educación de pacientes y médicos.
Integración de la historia clínica
No existen formularios o espacios específicos y estandarizados dentro del uso de la telemedicina. Es fundamental que el registro de los servicios ofrecidos a través de la telemedicina se realice y queden reflejado en la historia clínica habitual del paciente con los diagnósticos, seguimientos y observaciones del profesional.
Barreras tecnológicas
A día de hoy, las herramientas disponibles para la práctica de la telemedicina todavía exigen una serie de habilidades tecnológicas que no todos los pacientes dominan. Aquí todavía queda el camino de ofrecer una estandarización con herramientas sencillas que faciliten el uso a cualquier tipo de paciente en cualquier circunstancia.
Vacíos legales
Existen barreras legales aún no resueltas en relación con el reglamento de la protección de datos (RGPD) y el marco jurídico que debe proteger a las partes. La regulación no está aún adaptada a estos usos de las tecnologías. El desarrollo legal es todavía limitado y desigual entre países y regiones. A día de hoy existen más orientaciones y recomendaciones que legislación.
Futuro de la telemedicina.
Vistos los retos a los que se enfrenta la telemedicina, podemos dibujar el camino a seguir para un futuro exitoso:
- En primer lugar, es fundamental la formación de los profesionales sanitarios para desarrollar esta nueva actividad y entiendan que es una herramienta no solo al servicio del paciente sino de ellos mismos. Digamos que existe la necesidad de “tecnologizar” la asistencia sanitaria seguramente ya desde la formación académica en la carrera de Medicina.
- Necesidad de integrar grupos de trabajo por servicios, que planifiquen diariamente este trabajo de una manera ágil y coordinada entre los diferentes equipos e integrándolo con la medicina presencial.
- Desarrollo e integración en el día a día de herramientas sencillas y accesibles para todo tipo de pacientes. Esto es fundamental para garantizar la seguridad y privacidad de los datos, integrando la historia clínica y la receta digital
- Aprovechamiento del efecto acelerador que la pandemia ha supuesto y que ha permitido que en pocos meses se hayan puesto en funcionamiento estrategias que durante muchos años fueros meros proyectos.
- Desarrollo de sistemas protocolizados que faciliten la toma de decisiones respecto a qué pacientes y en qué casos la telemedicina es la opción asistencial más adecuada.
- Participación y apoyo desde todos los sectores implicados. El desarrollo de la atención telemática no es una gestión aislada, sino que debe encuadrarse dentro de un contexto “facilitador” por parte de la administración y los organismos responsables.
- Desarrollo de legislación precisa y adaptada a la nueva realidad de la atención sanitaria a distancia.
Ventajas que ofrece la telemedicina.
En este último año, ha quedado demostrado que a través de la telemedicina se consiguen resultados similares a los obtenidos a través de la consulta presencial. Además, la telemedicina aporta una serie de ventajas adicionales respecto a la medicina presencial:
- Una gestión más eficiente del tiempo tanto para el paciente, como para el profesional sanitario, con consultas más cortas y concisas.
- Ahorro de desplazamientos y realización del servicio en ambientes más “amigables” desde casa o el lugar del trabajo. Esto es todavía más evidente en ciertas zonas rurales donde los desplazamientos son largos por falta de equipos sanitarios cercanos.
- Seguridad, entendida como que permite mantener la distancia y evitar el riesgo de contagios.
- Es una buena herramienta de Marketing Médico ya que aumenta del valor en la atención percibida por los pacientes, si bien supone un esfuerzo adicional por parte de los profesionales.
- Telemonitorización nos permite un seguimiento riguroso de la prescripción realizada.
- Diagnósticos rápidos y en algunos casos inmediatos a través de las herramientas de telemedicina.
- Archivo y grabación de consultas, pruebas, documentación, exámenes radiológicos, ecografías, etc. y accesibilidad inmediata a toda la información.
En definitiva, podemos decir que de la necesidad ha surgido la oportunidad y que debemos aprovechar sus ventajas y desarrollarla de manera ágil y segura.